A. Jane Ayres, Doctora en psicóloga educacional, postgrado en
el instituto de investigación cerebral UCLA de neurofisiología, terapeuta
ocupacional, docente e investigadora es la primera que basándose en sus
conocimientos como terapeuta ocupacional y en sus conocimientos relacionados
con las neurociencias, desarrollo a través de observación e investigación el
marco teórico y clínico de la integración sensorial y sus disfunciones.
Jane Ayres definió el proceso de integración sensorial como “el
proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y del medio
ambiente, y hace posible usar el cuerpo efectivamente en su entorno”.
Este proceso tiene lugar a nivel cerebral y permite
analizar, organizar e interpretar todas las sensaciones que percibimos a través
de los sentidos y utilizarlas para actuar y desempeñar nuestras actividades de
la vida diaria. Este proceso (que realizamos de manera automática e inconsciente)
es muy complejo, e implica numerosos procesos a nivel del sistema nervioso
central.
Cada persona procesa la información sensorial de un modo
diferente, en la que intervienen factores genéticos, biológicos, ambientales,
experiencias vitales etc. Es por ello que las disfunciones sensoriales pueden
tener un origen multicausal.
La Dra. Ayres consideró el proceso de integración sensorial
como la base para el posterior desarrollo a nivel emocional, cognitivo, motor y
comunicativo. En consecuencia, un pobre procesamiento sensorial podría explicar
conductas disfuncionales como: problemas de regulación del estado de
alerta/sueño/atención, dificultades en la participación en actividades y
ocupaciones, dificultades en el desarrollo de habilidades, problemas en el
autoconocimiento, la autoestima o problemas de conducta o emocional.
La integración sensorial incluye tres aspectos fundamentales
en su marco teórico y son:
1. El estudio e investigación del procesamiento normal de la
información sensorial: identificando cuatro fases principales de cómo la información
sensorial llega a nuestro sistema nervioso central y son:
- Registro: permite tomar conciencia de cada estímulo por
separado
- Modulación/ regulación: Regula la intensidad con la que
percibimos los estímulos.
- Discriminación:
Permite la organización e interpretación del estímulo y distinguir su relevancia,
características y cualidades específicas.
- Integración: Es la que se encarga de unir todos los
estímulos de los diferentes sentidos para interpretar las demandas del entorno
y las posibilidades de nuestro propio cuerpo, para así poder elaborar una
respuesta adecuada.
Las dos primeras fases influyen sobre el nivel de alerta de
la persona y los dos últimos sobre el planeamiento motor, las praxis.
Si este procesamiento es adecuado favorecerá la maduración,
el desarrollo neurológico y la elaboración de respuestas adaptativas y, en consecuencia,
el desarrollo eficaz del desempeño ocupacional.
2. Estudio e
investigación del desarrollo sensorial normal en los niños: La Dra. J. Ayres
estudió en profundidad cómo evolucionaba la integración sensorial en los siete
primeros años de vida. Consideraba que esta etapa era fundamental, ya que en
ella se desarrollaban aprendizajes fundamentales que después influirían en el
desempeño ocupacional futuro.
Así mismo, destacó la influencia del ambiente sensorial
donde crece el niño y las oportunidades de participación que le ofrezcan.
3. Estudio e investigación
de las disfunciones en integración sensorial: Se produce cuando este
procesamiento sensorial no se de manera
eficaz, ya que el sistema nervioso central no procesa, organiza e integra la
información sensorial de manera adecuada.
Dicha disfunción puede generar problemas a nivel de
desarrollo, dificultades de aprendizaje, dificultades emocionales, problemas de
comportamiento, de atención, etc.; que impactan de manera negativa en la
funcionalidad y en la participación de las actividades diarias.
Dentro del procesamiento sensorial, la disfunción puede
darse en relación a una o varias de sus
etapas.
Si su deficiencia está relacionado con un pobre o nulo
registro sensorial y /o una modulación sensorial inadecuada, podremos
evidenciar en el niño alteraciones en el nivel de alerta y nivel de actividad, denominándose
disfunción de la modulación sensorial, y puede ser de dos tipos:
- Hiporrespuesta/ hiporresponsividad/ hiposensibilidad
sensorial que generará respuestas no
adaptativas: de búsqueda de ese estímulo sensorial y de no respuesta a dicho
estímulo.
- Hiperrespuesta/ hiperresponsividad/ hipersensibilidad al input
sensorial que provocará respuestas no adaptativas: de huida, evitación y lucha
hacia ese estimulo sensorial.
- Si el problema tiene que ver más con la discriminación y/o
con la integración de un estímulo con otros, la disfunción se denomina
dispraxia y las dificultades están relacionadas con la planificación motora,
con la secuenciación, organización temporo-espacial etc.
Es importante resaltar que un niño puede tener
hiporrespuesta a un tipo de estímulo e hiperrrespuesta a otro estimulo
diferente y además una dispraxia.
La Dra. Ayres, definió las siguientes disfunciones:
DISFUNCION VESTIBULAR:
- Hiposensibilidad al
estímulo vestibular: Se evidencia cuando los niños presentan dificultad en el
control postural, en actividades bilaterales y de secuenciación, problemas de
atención, dificultades académicas y motricidad fina.
- Hipersensilidad al estímulo vestibular: se evidencia
cuando los niños muestran miedo ante el movimiento y pueden reaccionar con angustia,
mareos o evitación.
Algunos ejemplos de actividades que se pueden hacer: Actividades con
movimiento lineal, rotatorio u orbital, balancearse, saltar con materiales en
suspensión o no.
DISFUNCIÓN PROPIOCEPTIVA:
- Hiposensibilidad al estímulo propioceptivo: Se observa en
niños con dificultades motoras, torpes, dificultades de coordinación y
disociación, controlan poco su cuerpo, rompen cosas con facilidad.
- Propiocepción como modulación: Se Evidencia en niños
hiperactivos o problemáticos con problemas de atención, no controlan su fuerza,
bajo nivel académico etc.
Algunos ejemplos de actividades que se pueden hacer: actividades con tensión
y estiramiento muscular, como tirar y empujar, saltar, transportar objetos
pesados etc.
DISFUNCIÓN TÁCTIL:
-Hiporresponsividad al estímulo táctil: Esta dificultad hace
que los niños busquen tocar, acariciar, abrazar, estar en contacto.
- Defensividad táctil: Provoca en los niños dificultades a
la hora de realizar actividades de la vida diaria como la ducha, el vestido, la
comida, evitan el contacto corporal dificultando las relaciones
interpersonales.
- trastorno de discriminación táctil: Se observan de
coordinación y motricidad fina, torpeza motora, pobre conocimiento de su cuerpo
y problemas de praxis.
Algunos ejemplos de actividades que se pueden hacer: Vibración, masajes,
abrazos, toques ligeros, juegos con alimentos, crema de afeitar o plastilina,
encontrar objetos en una caja con distintos materiales, actividades de tacto
profundo a nivel corporal como: saltar, arrastrarse por diferentes materiales
etc.
DISPRAXIA (déficit de planeamiento motor de base sensorial):
Provoca en los niños dificultad para andar en bicicleta, abrocharse botones o
cordones, rechazan juegos de pelota y juegos con otros, también presentan
dificultades en la organización y secuenciación de las tareas, en resolución de
problemas etc.
Existen una medida de fidelidad creada en 2007 y publicada
en 2011 y se trata de una herramienta validada que permite evaluar de manera
objetiva si la intervención respeta los principios fundamentales del enfoque de
integración sensorial de Ayres. Sus propósitos son delimitar qué es y qué no es
la integración sensorial.
Los profesionales que evalúan, diagnostican y realizan el
tratamiento con esta técnica son las
terapeutas ocupacionales.
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