La arteterapia o terapia artística es una
disciplina psicológica que utiliza la expresión artística como medio para
manifestar sentimientos, emociones o preocupaciones difíciles de exteriorizar o de
poner en palabras, que estimula el desarrollo de la creatividad inherente en
cada uno de nosotros y que facilita la elaboración de aquellos conflictos interiores
que no habían podido ser elaborados anteriormente.
El valor terapéutico de las artes, tanto visual,
musical como corporal, ha generado una alternativa en las áreas de la Medicina,
Educación y Servicio Social. Actualmente, se desarrolla hace más de 50 años
en Estados Unidos, Inglaterra, España, Francia y Alemania entre otros. En
Estados Unidos e Inglaterra es reconocida como profesión de apoyo
insertándose en contextos sanitarios, educativos y sociales entre otros.
Se
define como una disciplina especializada en acompañar, facilitar y posibilitar un cambio significativo en la
persona mediante la utilización de diversos medios artísticos: atendiendo a su
proceso creativo, a las imágenes que produce y a las preguntas y respuestas
que éstas le suscitan.
Se trata de una disciplina cuya práctica profesional se apoya por una parte en el conocimiento y la práctica del arte, y por otra en el estudio del desarrollo humano y de las teorías psicológicas.
Bajo esta doble perspectiva práctica-teórica, y tomando como punto de partida
al individuo, su objetivo es apoyarlo en su
desarrollo, utilizando la expresión artística como un canal alternativo de
expresión, argumentando más allá del terreno verbal.
“El Arte Terapia es una especialización
profesional de servicio humano, que utiliza diversos medios artísticos y los
procesos creativos con fines terapéuticos, educativos, de prevención,
rehabilitación y desarrollo personal” (Marinovic, 2003).
El Arte Terapia como una disciplina que se
fundamenta en las creaciones visuales que realiza una persona con diversos
materiales artísticos para la creación de una obra visual. Este proceso
creativo da lugar a una reflexión entre creador/a y arteterapeuta, en torno a
la obra, pudiendo observar, dar un significado y elaborar la experiencia.
El arte como terapia se diferencia de otras
disciplinas que utilizan elementos artísticos, como la educación artística,
porque utiliza los materiales, las técnicas, el proceso artístico y la obra en
si, con fines terapéuticos. Esta disciplina busca rescatar el efecto sanador de
la expresión artística.
Su objetivo central es facilitar la expresión mediante medios no verbales como dibujos, armados, esculturas de pequeño tamaño, collages, y otras técnicas provenientes de las artes plásticas.; con el fin de permitir que las emociones y las sensaciones que intervienen en un proceso terapéutico tomen colores, líneas, formas y movimientos para profundizar en los contenidos que afloran.
Las técnicas son muy variadas y diversas y se eligen en función de la situación de cada paciente; se utilizan materiales y técnicas provenientes de las artes plásticas, pero no es necesario contar con ningún conocimiento artísticos previo para participar de este modo terapéutico. Las consignas que se utilizan son sencillas y sirven para permitir que afloren a la superficie cuestiones que dificultan el bienestar y que no son de fácil comunicación verbal.
Su objetivo central es facilitar la expresión mediante medios no verbales como dibujos, armados, esculturas de pequeño tamaño, collages, y otras técnicas provenientes de las artes plásticas.; con el fin de permitir que las emociones y las sensaciones que intervienen en un proceso terapéutico tomen colores, líneas, formas y movimientos para profundizar en los contenidos que afloran.
Las técnicas son muy variadas y diversas y se eligen en función de la situación de cada paciente; se utilizan materiales y técnicas provenientes de las artes plásticas, pero no es necesario contar con ningún conocimiento artísticos previo para participar de este modo terapéutico. Las consignas que se utilizan son sencillas y sirven para permitir que afloren a la superficie cuestiones que dificultan el bienestar y que no son de fácil comunicación verbal.
¿Por qué y para qué el arte en terapia?
Ya que la idea en la que se basa esta disciplina es la capacidad innata que tiene todo individuo para reflejar sus conflictos internos en un modo plástico sin que para ello sea necesaria una formación artística previa, estos recursos son buenos aliados a la hora de encarar un proceso terapéutico.
Las expresiones creativas y artísticas son auténticas porque reflejan emociones y sensaciones del mundo interior de la persona en su forma más original: diferencia básica con la expresión netamente verbal. El arte tiene la cualidad de elevar elementos desde lo profundo hasta lo consciente en forma rápida y transparente.
La palabra limita a
un contenido determinado y preestablecido, en cambio la creatividad es
infinita en su posibilidad de expresar. Los colores y las formas dejan traslucir la
calidad de la emoción. Sin embargo, no siempre lo verbal nos permite desahogar un
contenido emocional plenamente.
Entonces el empleo
del arte en el entorno terapéutico consiste en permitir que las sensaciones,
emociones, pensamientos e imágenes internas del paciente tomen forma externa a
través de elementos, colores y formas y a partir de éstos articular
verbalmente para hacer conscientes significaciones. Poner en el plano espacial
externo algo que es del orden interno permite conocer y reconocer partes
propias. Dicho de modo sencillo: la verbalización pone en palabra consciente lo
que se dibujó desde lo inconsciente, permitiendo además una mejor
articulación verbal.
El trabajo creativo es en sí mismo catártico, ya que nos permite derivar ciertas energías internas hacia el exterior.
El trabajo creativo es en sí mismo catártico, ya que nos permite derivar ciertas energías internas hacia el exterior.
Ámbitos de Aplicación
Sus posibilidades de aplicación son numerosas. El uso
terapéutico del Arte es
eficaz para niños, adolescentes y adultos tanto en
procesos de crecimiento personal como en ámbitos institucionales: hospitales,
casas de acogida, centros educativos, cárceles, geriátricos, etc., para
intervenir en el tratamiento de: Dificultades sensoriales, físicas, motóricas o de
adaptación social. Alteraciones psíquicas (psicopatologías, síndrome de
Down, autismo, Alhzeimer, trastornos de alimentación e imagen
corporal, adicciones...).
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