El camino del danzaterapeuta es el aprendizaje de un conjunto de
técnicas y conocimientos teóricos así como el desarrollo de su intuición,
paciencia, tenacidad y capacidad de emplear y recrear los diferentes estímulos
aprendidos.
El objeto de su trabajo preventivo o de curación no es nada más ni
nada menos que un sujeto, por eso el danzaterapeuta, en su hacer profesional,
debe tener conciencia de sus actos, sabrá si es eficaz su intervención sólo si
reconoce sus móviles, porqué se produce lo que se produce al dar una consigna.
Esto último no es una cuestión azarosa: es el atravesamiento teórico y
vivencial de todo danzaterapeuta que desee conducir y sostener un tratamiento.
¿Cuál es el motivo por el cual el arte, en este caso el arte de la
danza, ha entrado en el campo de la salud? Entre todas las expresiones del
hombre, el arte siempre tuvo un lugar audaz y transgresor; el arte mira al
sujeto con los ojos del interior en relación con el mundo externo; con la
mirada del impulso creador en un acontecer más allá de lo racional. Será por
este motivo que, frente a lo desconcertante y hasta inexplicable de las
emociones y reacciones humanas, surgen desde mediados del siglo XX terapéuticas
que partiendo de lo intrínsecamente “expresivo” del arte buscan aproximarse a
la comprensión del sujeto que padece.
La danzaterapia da la posibilidad de transgredir operativamente
conceptos establecidos por la sociedad; es la posibilidad de sentir alegría, confianza y seguridad. Permite la
posibilidad de transformar lo dado, de crear una respuesta a situaciones
nuevas, y de crear una nueva respuesta a situaciones viejas. La técnica
promueve la actitud activa de los pacientes, transformándolos en protagonistas
de su propia curación brindando herramientas para continuar y planificar sus
vidas. No hay limitaciones de edad, sexo, condición social, grado de
disponibilidad del movimiento o nivel de desarrollo intelectual para las distintas
personas que incursionan en este proceso.
Los danzaterapeutas ejercen su profesión en diversos ámbitos:
pedagógicos, recreativos, de rehabilitación y clínicos. Parten del concepto de
salud como la posibilidad de aprender. Salud es lo no estereotipado, es la
posibilidad de estructurar nuevas formas de expresión y de operación.
Su función es abrir canales de comunicación para facilitar el interjuego de la persona a través de la danza, la música, el silencio, el juego, la escritura, el dibujo, la palabra, el humor y los objetos intermediarios.
Ser danzaterapeuta requiere poner el cuerpo, el afecto, la mirada reflexiva, el permiso a la fantasía, la capacidad de juego, la posibilidad de adaptar su propio tiempo al tiempo de cada grupo.
Su función es abrir canales de comunicación para facilitar el interjuego de la persona a través de la danza, la música, el silencio, el juego, la escritura, el dibujo, la palabra, el humor y los objetos intermediarios.
Ser danzaterapeuta requiere poner el cuerpo, el afecto, la mirada reflexiva, el permiso a la fantasía, la capacidad de juego, la posibilidad de adaptar su propio tiempo al tiempo de cada grupo.
Sus herramientas técnicas le permitirán delinear su rol para:
·Generar confianza en el grupo.
· Escuchar suspendiendo juicios y prejuicios.
· Escuchar abriendo espacios que posibiliten la emergencia de lo nuevo.
· Trabajar sobre los emergentes individuales y grupales.
Aplicaciones de la danzaterapia
· El no
oir (sordera e hipoacusia) no significa no poder pensar o no
poder sentir. Para un oyente, el silencio no es profundo ni permanente, para
aquel afectado por la sordera es un pozo sin colores, un hueco profundo porque
no existe la memoria auditiva, el silencio es lo cotidiano. El método descubre
el lenguaje encerrado en el cuerpo para que pueda danzar con las palabras,
formas, colores y ritmo mediante su expresión.
· En el
caso de niños o adultos ciegos la danzaterapia intenta
despertar la dormida expresividad y ser un puente para el encuentro con su
propio cuerpo, sin esa rigidez física a la que se acostumbran.
· Discapacidad
mental: el danzaterapeuta
trabaja sobre la persona que se mueve, no sobre el síndrome o enfermedad; lo
que no significa que desconozca las características de cada patología. Se trata
de mirar, proponer, intervenir, escuchar, leer, más allá de la cosa en sí, del
ser paralítico cerebral o síndrome de Down o cualquier otra cosa, para que en
la escena clínica se ponga en juego el decir y el actuar de una persona y no el
de un síndrome. Entra en juego el deseo y el placer de la persona por el
movimiento.
· Discapacidad
física: el lenguaje del cuerpo es muy antiguo, es primitivo,
primario y algo tan natural como bailar para estar juntos e integrarse nos fue
quitado por la idea de la especialización. Todos los cuerpos tienen un
lenguaje, y esto no tiene nada que ver con cómo sea ese cuerpo. El
danzaterapeuta se interroga acerca de la historia singular de ese cuerpo, de su
sufrimiento corporal, de su esquema corporal y de su imagen corporal intentando
en la operación clínica rescatar al sujeto que en el movimiento – danza se pone
en escena.
· En
nuestra cultura, cimentada sobre la
palabra, no pensamos que en determinadas circunstancias resulta difícil y en
ocasiones imposibles comunicarse a través de ellas. Este es el caso de la
mayoría de los pacientes mentales (psiquiátricos) en ocasiones tan severamente
alterados que pueden haber perdido todo contacto con el mundo que los rodea
(psicosis).
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